Mantén la calma hasta que todo esto desaparezca, porque en algún momento tiene que pasar, quizás no en el tiempo que desees, pero sucederá, porque es así como ha sido escrito, es así como lo evidencia la espera y la paciencia eterna de ir en búsqueda de la verdad, de las respuestas que tenemos en frente y de las cuales nos ocultamos y esquivamos por temor. Porque la única razón es esa, el miedo que tenemos ante un futuro que no sabemos, el temor de arriesgar y perder, como si ya lo hemos ganado todo, como si lo que tenemos es el cielo y las estrellas son trofeos por lo bien que nos va y de lo perfecto que será lo que está por venir. Porque justamente eso es lo que me ahoga, el pensar en lo que está a la vuelta de la calle a pesar de haber paseado en ella tantas veces, como las veces en las que has sonreído por mi culpa.
No es mi intención buscar culpables, porque no los hay y si en caso tendríamos que señalar al causante de todo esto, pues el tiempo ha sido el mayor de nuestros enemigos. Todo este momento hemos estado frente a él y no nos hemos dado cuenta, porque lo único que importa cuando estás a mi lado eres tú y las veces en las que sueltas las palabras perfectas y que me hacen mirar al suelo como si al verlo encontraré las respuestas que merecemos o los sueños que no queremos vivir.
De alguna manera tenemos que escapar, todos necesitamos una puerta de salida, un pasaje oscuro, un telón para cubrir lo que nos aqueja, lo que lamentamos. Todos necesitamos pesadillas, aún así queramos sueños, y tal vez obtenemos cicatrices, cuando anhelamos caricias, así sean de manos tan frías como la realidad que no queremos presenciar.
Llega un momento en que las palabras se terminan, las ideas se acaban y si nos preguntamos el porqué, quizás lo único que encontremos sean sueños rotos, promesas inválidas y miradas vacías. Tal vez siempre escribiré para ti o por ti, tal vez tenga que darme cuenta que son migajas que no te traerán a mi, que lo único que funciona al terminar esto, es que te recuerde más y que sigas entrando en lo más profundo de mi alma, que sigas dando pasos en mi piel y que continúes riendo en mi mente. Sigue haciéndolo, hasta el día que se terminen las palabras o me muestres la luz.
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