sábado, 30 de marzo de 2013

AM



Y a pesar que hoy me entere que las puertas me cerraste. A pesar que hoy sea testigo del castigo insano de tu locura y de tu frialdad, mi alma y corazón permanecerán aún en el recuerdo de los días, horas, minutos y segundos en que, junto a mi cuerpo, fuimos felices.

Siempre soy indiferente al dolor en un principio. Siempre hallo la manera de evadir la frustración, siempre evito mirar la herida propinada, siempre en un principio. Pero cuando pasan las horas y llega la noche, la venda cae por si sola de mis ojos, y me enfrento a todo el dolor que tu partida atrae. Lo peor es que también soy víctima de una locura, la locura de no querer olvidar y de sumergirme en los recuerdos más felices, en las imágenes de hace unos días y las de siempre, en las fotografías que capturé y que en ningún momento pensé darles un significado hiriente, dañino y mortal.

Trato de no ahogarme en mis propios mares, trato de transportarme a cada verso de las mismas melodías de siempre, y aunque no quiera, aquí estoy, abandonado en lo más profundo, pensando que mañana será ayer, deseando que mañana fuera ayer.

Ya lo entenderé luego, hoy no. Ya pasarán más noches en que vuelva a repasar las mismas fotografías, y pasarán muchas hasta que decida no vivir en el recuerdo, y quizá me pregunte si es el mejor recuerdo que tengo y si vale la pena entregar cada noche para vivir en él, si vale la pena viajar y volver a vivir cada sonrisa, y volver a decir las palabras que amaba decir, aunque ya nadie me escuche. Quizá cuestione si debo seguir recordando, quizá me cuestione si es lo mejor, quizá mañana siga recordando y engañando al tiempo, más no a mi corazón.

Iré a acostarme y sé que te veré, porque crearé tu imagen cada vez que cierre mis ojos. Seré un viajero perdido, no porque no conozca el camino correcto, sino porque decidí tomar el camino más largo y confuso. Al final, cuando deje de pensar y mis ojos se cierren por completo y no vuelvan a abrir, mis sueños me devolverán al lugar en que nunca debí partir, pero que la realidad no me deja mentir.

No hay comentarios: