Se quedó callado y pensó que no volvería a disfrutar de todo lo que siempre anheló. Que las cosas se le habían ido de la mano y que ya era tarde para remediarlas. Creyó por un instante en que todo terminó y que volvería a ser el mismo perdedor de siempre, ese inútil que solo sirve para joderla y que a pesar de ello, no se cansa de serlo y de lastimar. Fue un completo imbécil.
Estuvo a punto de quebrarse y ser un espejo de su contraparte, reflejando el dolor y la ira que pudo percibir de su voz. Se odio a si mismo por se el culpable de que aquellos ojos, los cuales él ama, derramen lágrimas sabor amargo. Lo más detestable que puede escuchar, sentir, ver y vivir es el llanto, la tristeza, la molestía y la impotencia de aquellas personas a las que el ama.
"Perdón" es una palabra que el no piensa pronunciar, no porque no lo quisiera, sino que, en su afán de ser el mejor, no debería decir, no debería suplicar perdón. Repito, no es por su orgullo, porque el orgullo es para quienes no encuentran solución, para quienes se rinden ante las adversidades. Él cree que el "perdón" no deberían darselo a él, sino a aquellos que no fueron descuidados, quienes más allá de decir "te amo" lo demuestran, no solo con caricias y palabras, sino con cada detalle que pueda brindar. Él falló.
No se limitará a amar, no se permitirá el no cruzar la línea como lo ha venido haciendo desde hace mucho. Al igual que ella, el arriesgó. Él estuvo ahí desde el momento en que dijo "ella es la indicada, a ella quiero amar" y nunca se rindió. ¿Crees que él se rendirá ahora? ¡Jamás!
Él la ama y quiere que su vida sea con ella. Él ya lo decidió así. "Aquí no ha pasado nada". Aquí lo que ha pasado es que la ama más, con más fuerza con la que decidió ir por ella. "Te amo y no me limitaré a decirte cada cosa que siento, pienso, vivo y callo, por ti."
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