jueves, 15 de diciembre de 2011

INSULT TO INJURY


Recibí un email propinándome insultos realmente admirables por su forma de ser generados y muy bien expresados; y digo muy bien expresados porque al leerlos sentí la fuerza con los que fueron dichos, como si me los dijeran en la cara, como si sintiera en mi rostro el viento violento que salen de esos labios al abrirse para decir las palabras que menciono a continuación:

"Maldito maricón de mierda": ¿Por qué tomar a un marica como mal ejemplo de lo peor? ¿Por qué? Nadie podría probar que soy marica, a menos que me haya culeado a algún hombre y éste, en su afán de despecho o de simple chismosería, grite a los cuatro vientos que lo culié y que por ende soy un marica de aquellos, un marica reprimido y de cuidado. Lamentablemente o felizmente para los de esa opción sexual, no lo soy. Soy heterosexual, hombre, varón. En este caso no sería un maricón de mierda, sino un hombre de mierda. No tengo nada en contra de los "maricas", o mejor dicho de los homosexuales, siento un admiración por ellos, y por ello no merecen ser tratados de tal manera, no deben ser considerados un mal ejemplo. Por cierto me olvidaba, tampoco soy maldito, aunque creo que a veces sí para algunas cosas.

"No eres perfecto huevón": Y por supuesto que lo sé ¿Quién lo es? Nadie. Sé que no soy perfecto y tampoco quiero serlo. Ser perfecto es aburrido, y yo no lo soy (al menos eso me demuestran mis amigos cuando se ríen de todas las cojudeces que hago). Según para los creyentes ser perfecto es ser un Dios, es ser Jesús y yo no creo en él, porque no quiero ser aburrido, ni ser parte de una mentira. Por otro lado, "huevón" si soy. Tengo que admitir que tengo los huevos grandes, es por ello que detesto usar jeans, porque me ajustan. Así que cambiaría ese insultito por "Eres un perfecto huevón". Aunque tampoco, porque mis huevos no son perfectos, sino ya hubiera sido un actor porno y no trabajaría como idiota.

"Deja de ser tan imbécil": Lo siento, no puedo consentir esa petición. He tratado de ser menos imbécil, pero no puedo, es mi naturaleza. Nací para ser un imbécil, hacer estupideces para que la gente se ría, no sé si de las bromas o del hecho que soy tan cojudo para ellos. No me importa, si ellos han de reírse, pues bienvenida sea mi estupidez. El mundo se ha hecho para vivirlo riendo, para reírte de los imbéciles. Por cierto incluyo en esto, "tonto" y "completo estúpido", términos que también me dijeron, y que también los acepto como reales.

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