domingo, 21 de noviembre de 2010

WILL TO LIVE


Un estímulo que permita expresar todo lo que guardas forzosamente, todo aquello que no te permite abrir los ojos ni los labios que apresan cada susurro violento que desea convertirse en un grito protestante.

Un estímulo que deje vivir lo que no puede nacer y que permita morir lo que desde hace mucho debió estar marchito, que aleje las cosas que causaron dolor y que abra paso a las verdades esquivas, a esas que desprecian el alma y el verdadero ser, aquellas que cambian la mirada, que intensifican lo desleal y que aumentan la ilusión de los sentimientos.

Un estimulo que premie libertad, que permita abrir las alas y volar a mundos donde nunca antes has vivido y que conozcas horizontes hermosos llenos de sonrisas tiernas y verdades, verdades absolutas y no trampas mortales que se posan frente a ti como maldiciones perpetuas. Nada de eso, solo justicia.

Un estimulo que tu has perdido, un estimulo que yo quiero encontrar, aquel que pierda mi mente en los reales placeres, en los que se pueda confiar, en los que no importe el miedo a la traición ni las melodías tristes que desencadenan una y mil palabras.

Y tal vez ya a nadie le importe la vida del otro o la mía, y tal vez ya no habrá razón alguna para continuar en lo diario, en lo usual, en lo cotidiano, en eso que mata y remata, que destruye lo que cuesta construir, que rompe las barreras de una pelea tan infinita, de una lucha infernal y estúpida, del hambre de gloria y de la sed de venganza, de los llamados malditos y las ganas de vivir y morir.

Se escapó lo único que quedaba, lo que fortalece una historia fantasiosa, una novela sin merito al reconocimiento. La tinta se ha acabado, la sangre se ha derramado, lo puro y blanco ha volado y lo oscuro y negro se a burlado. Esto vuelve y seguirá así, no lo quiero yo, pero si el rehén del destino.

Donde te has metido, a donde mas tengo que buscar para encontrarte. Las esperanzas se acaban, así como esto que hoy escribo acabará mañana y tal vez vuelva a surgir en un nacimiento hoy utópico, hoy no existente. La espera cada día juega en contra y se consume lo que se llamó una guerra sin piedad a matar, a difuminar pactos arreglados y bien consolidados, una guerra sucia y perversa. Y como toda guerra ganan pocos y no todos, ganan los fuertes pero ríen los débiles por permiso de aquellos que no se sienten vencedores. Que gane la verdad.

Un estimulo que permita ablandar y reafirmar el corazón, que le devuelva la vida, que le devuelva el respiro. Abrir los ojos y las alas, abrir la mente y escuchar el palpitar. Mentir a la traición y confesar a la verdad. Morir aquí, vivir allá.

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