domingo, 16 de mayo de 2010

THE CITY LOVES YOU




Regresaba a mi casa, después de haber estado en la de mi primo. Tome mi combi en Puente Nuevo y empezó mi viaje. Fue tranquilo, ya que la combi venía vacía, algunas ventanas abiertas, las cuales daban paso a ese airecito fresco y rico, que en una combi siempre cae bien. Llegué a mi destino y caminaba hacia mi casa. Observo que algunos chibolos están jugando partido y recuerdo cuando yo también lo hacía y dejaba salir mi espíritu pelotero, goleador y pichanguero, épocas que creo quedarán en el pasado, ya que no peloteo desde hace mucho tiempo. Observo también que una manchita de jóvenes, ajenos al partidito de futbol, quedan mirando a un patita de aquellos que usan bermudas anchas y polos largos, gorritas de hopper, y que caminan con una sabrosura bien puesta. Aquel patita estaba acompañado de una flaca, que supondré vive aquí, en mi residencial. Supondré también que el patita no pertenece a este lugar, que es un ajeno a esa manchita, y que por no ser de acá, merece ser detenido e interrogado y tal vez, trompeado por el simple hecho de atreverse a entrar al "espacio" de los bravucones. Sigo caminando mientras veo como se desenvuelven los hechos. Conozco a 3 de esa mancha. Uno es un gordito (que ya no esta tan gordito, por temas del desarrollo adolescente), que cuando era niño era travieso, atrevido y un expendedor de malas palabras. Recuerdo una vez haber estado jugando futbol y creó que lo planché o lo empuje, se detuvo, me miro y me dijo: Oe, cuidado conchatumare. Yo era 5 años mayor, podía haberle respondido, pero no. Como siempre lo hecho, atiné a no prestar atención.


Otro de ellos, me recuerda cuando tomaba el bus de mi colegio (ya en quinto grado), el cual recogía a los estudiantes que viven en esta residencial y los llevaba. Este niño (en aquel entonces) era tan tranquilo. Siempre lo veía solo, sin hablar y una cara que reflejaba inocencia. Esa inocencia que al parecer se le perdió.


Los 5 "primos" hablan entre ellos y al parecer se rigen quien irá a encarar al extraño (que supongo también, no ha de ser un extraño para ellos, podría ser un conocido con el que tienen un ajuste de cuentas). Uno es el elegido. Es un chibolo que lo conozco también desde cuando él tenia 8 años. En ese tiempo era un niño, pero no cualquier niño, era un niño con cualidades exquisitas para las pichangas. Admito que jugué contra él cuando yo era 5 años mayor, y que nos dio una muestra del pelotero neto. Era tan escurridizo y veloz, un mañoso para este juego. Recordé todo eso mientras lo veía acercarse apresuradamente al patita extraño. Lo encara y no sé que le dirá, lo mira a los ojos fijamente, mientras la pobre flaquita que acompaña al sujeto, intenta detenerlo, le dice: ¿ Qué haces ? ¡ Vete, no hagas esto ! Palabras que no son escuchadas del todo, pero que dan resultado y este se aleja pero no deja de mirar al pata de mala manera y parece jurarle: ¡ Ya te cagaste para la próxima huevón ! No sé que pasó por su cabeza, no se si algo le respondieron, pero a los pocos segundo vuelve, con mas fuerza que nunca, esta vez, decidido a darle su merecido, a perseguirlo y enseñarle quien manda en Inclan, quien es el dueño de esta residencia, y que no permitirá ajenos que caminen sabrosamente por aquí, y menos aún con las flaquitas que él y su mancha prentenden gilear. Empieza a corretearlo, y sus compinches corren hacia allá, por si necesita ayuda. Cosa absurda. Corren hasta no se donde, porque se perdieron de mi vista. El partido se detiene y todos están atentos a la pelea barata entre "malditos". Veo que la manchita vuelve, sin dejar de jurarle cosas al desconocido, sin dejar de mentarle la madre. ¿ Madre ? ¿ Estos sujetos tienen madre ? No lo sé. Lo que si sé, es que han perdido el respeto hacia ella, y a su familia entera. Es fácil el correr del chisme en un barrio, es fácil juzgar a alguien por sus actos, y es fácil saber lo que hace cada uno de estos tipos que no les interesa ser bajoneados o mirados de rara manera, o mirarlos con burla y gracia como si fueran payasos que para mi lo son.


Buscan respeto, gloria y un lugar en la calle. El respeto se empieza a ganar en casa muchachos. La calle algún día te puede traicionar. Tus "amigos" algún día te pueden abandonar. Y todos los golpes o mentadas que estas acostumbrado a repartir, quieras o no, algún día las vas a recibir.

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