Él solo quiere divertirse y hacer amigos . Ser aceptado por todos, o al menos por los que quieran compartir con él. Porque él se ganó lo que tiene con mucho esfuerzo, el pasó lo que muchos de nosotros no pasamos. El luchó contra personas que pensaban que, el sentir lástima era la forma de tratarlo, que mirarlo sigilosamente iba hacer que se sienta mejor, él no se equivocaba, los demás si. Porque de sufrimiento ya tuvo mucho, de indiferencia estuvo ahogado, a sonrisas tristes e inocentes estuvo acostumbrado, y nada, nada de lo "normal" que hacían los "otros", le gustaba. Eso no era para él, nada era para él. Pensó que la soledad era un destino que llegaba tarde o temprano, y que a él le llegó desde un principio. No recordaba como eran las tardes con su madre, no recordaba las mañanas grises con su padre viendo los botes en el lago, ni la niñez que se le escapaba en el tiempo, todo era ciego, oscuro y al parecer infinito. Entendió que nada sería igual, que nunca lo fue y que no lo será.
Habían muchas cosas que provocaban placer, pero él no encontraba nada mas divertido que jugar con sus "amigos", estos que lo maltrataron y lo hirieron, que le hicieron creer que al fin alguien lo aceptaba. Eso lo volvió a la soledad, a sonreirle mas que nunca, a sentarse en el sillón viejo, a mirar a través de la ventana y pensar, y recordar: "Lo que pasó no volverá".
Una de esas tardes frente al anochecer, encontró algo que nunca mas dejó. Él era perfecto para ella, y ella perfecta para él. Lloraban, reían, fantaseaban y recordaban juntos. Él había encontrado su destino, el que por años le fue esquivo. No más soledad y no más sonrisas tristes, los recuerdos se convirtieron en melodías, y las melodías en amigos. La felicidad tomó sus manos, sus manos su guitarra, y empezaron a caminar, mientras que susurrando le dijo: "La felicidad tarde o temprano llega, a ti te llegó hoy y será para siempre. Tu amas a tus padres, yo te amo a ti"
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